Tres gallos seriamente heridos, decenas de aves esperando su turno en el interior de jaulas y un espectáculo al que asistían un centenar de personas que, por sorpresa, se vieron rodeadas por decenas de agentes de la Policía Local de Málaga y del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil en la mayor redada contra esta actividad ilegal que se recuerda en los últimos años en la capital.
El dispositivo especial en la zona conocida como Arroyo de Aceiteros, en la barriada de Ciudad Jardín, comenzó hacia las 20:00 y concluyó hacia las 22:30. Fuentes de la Policía aseguraron que la intención era tomar la filiación de todos los asistentes a las peleas de gallos, no únicamente a los supuestos promotores, para proceder a su denuncia ante la Fiscalía de Málaga por un presunto delito de maltrato animal. Las aves, además, fueron recuperadas y trasladadas a las dependencias zoo sanitarias del Ayuntamiento de Málaga.
Los agentes, en esta ocasión, se aseguraron antes de intervenir de que se estaban desarrollando las peleas con los animales. Las citadas fuentes aseguraron que los agentes de la Policía Local habían recibido un aviso de la reunión clandestina de ayer y decidieron pedir ayuda al Seprona para garantizar el éxito de la operación. Decenas de curiosos se acercaron después al comprobar el gran despliegue que se activó en la zona.
No es la primera vez que la Policía actúa contra este tipo de actividades, que tiene en las apuestas parte del negocio. En junio de 2008, una patrulla arrestaba en el distrito de Carretera de Cádiz a dos menores de edad mientras organizaban una disputa en plena calle con dos gallos, a los que enfrentaban mientras otros jóvenes formaban un círculo y jaleaban la lucha. También en la calle Mariscal se práctico meses atrás una intervención similar.
Pero fue en febrero del año pasado y curiosamente en el Pasaje Piyayo, detrás de la propia Jefatura de la Policía Local de Málaga, donde los agentes lograron evitar una lucha de este tipo, que pretendían presenciar decenas de personas, que fueron finalmente dispersadas durante la actuación. Además, este periódico denunció públicamente en marzo de 2007 que las azoteas de algunos edificios de la zona conocida como las 720 viviendas en La Palmilla eran auténticos criaderos de gallos
Ayuntamiento y Junta se atribuyeron mutuamente las competencias para intervenir, ante la impaciencia de los vecinos de la zona que temían estar ante un foco de infecciones, para finalmente dejar que los focos de la actualidad desviaran hacia otros asuntos la actualidad.
La Sociedad Protectora de Animales estima que en el mercado clandestino de venta de gallos se paga unos 300 euros la pieza. Además, asegura que es fácil hacerse con este tipo de ejemplares ya que están al alcance en el rastrillo de Martiricos y en otros puntos conocidos por los aficionados a esta especie. Un jefe policial aseguró ayer a este periódico que la Policía Local está empeñada en perseguir estas actividades de extrema crueldad con los animales.
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